LA PARROQUIA
NUESTRA SEÑORA SANTA ANNA DE VELEZ
CAPITULO III
3. LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE SANTA ANA DE VELEZ
3.1 PROCESO DE COLONIZACION
3.2 PROCESO DE CONSOLIDACION ESPAÑOLA
3.3 POR QUÉ SANTA ANA DE VELEZ ?
3.4 ENCOMIENDAS Y RESGUARDOS
3.5 PUEBLOS DE INDIGENAS Y NUCLEOS ESPAÑOLES
CAPITULO III
3.- Parroquia de Nuestra Señora de Santa Ana de Vélez.
Hipótesis Primera
Con la adjudicación de los territorios a las huestes militares que acompañaron al Capitán Martín Galeano en la conquista de la nación Guane, también se le otorgó a el señor Don Francisco Franco, Capitán de regimiento, a titulo personal la vasta Encomienda de CHIMANA, la cual en idioma muisca quiere decir : “ VUESTRO DIOS O APOYO DE CASA “, en los últimos días del año de l54l; territorio extenso y fértil que comprendía parte de los actuales municipios de Guepsa, San Benito, Suaita, Chitaraque, San José de Pare, parte de Toguí y nuestro municipio Santa Ana, como eje vital de esta encomienda.
Con el asentamiento de la Encomienda de Chimaná y su centro de operaciones, ubicado presumiblemente a Legua y Media de la unión de los raudos y caudalosos Ríos Suárez y Lenguaruco, lugar denominado " Las Juntas ", hacia el Norte y colindando con el Viejo Camino de Vélez o de la Unión o como los Santaneros lo conocemos " el camino de BARAJAS ", sobre la margen derecha en la parte más estrecha del río Lenguaruco y muy cercano al poblado de Suaita o " Mano del Sol " colindante en el territorio de los Indígenas Yariguíes; lugar que por su conformación plana y dependiendo de su ubicación, seria el sitio, hoy conocido como " La cómoda " ; se iniciaba el proceso de colonización del sector, bajo el mando del Capitán Francisco Franco, que también fue Encomendero de los Pueblos de Suamacá en los Yariguíes y de Beto en los Guamacáes.
Durante los ciento cincuenta años siguientes a la primera adjudicación de la Encomienda de Chimaná, " posible primer nombre de nuestro municipio ", se acentúa aún más el proceso de colonización Español, hasta el punto que los moradores deciden erigir un caserío que no fuera blanco fácil, de los reiterados ataques de los indígenas renegados, para lo cual se escogió un sitio marginal al bastión militar de la encomienda, ubicado en una terraza natural de carácter semiplana que domina los valles de los ríos Suárez y Lenguaruco, que mira al Oeste desde donde se vislumbra la Ciudad de Vélez, eje político y administrativo de la época en la región ; hermoso lugar que ocupa actualmente nuestro agradable y fraternal terruño, el municipio de Santa Ana - Boyacá.
A la par con la construcción del caserio, hecho de tapia pisada y teja de barro, se levantó el templo parroquial, ubicado sobre el costado Oriental de la plaza principal de armas, lugar que ocupa actualmente, según nota de visita de septiembre de 1705, encontrada en el archivo parroquial, podemos leer la siguiente descripción del templo : ..” construcción de estilo colonial de gruesas paredes de tapia pisada con una sola nave central, dominada por un austero altar mayor, el cual esta acompañado por dos capillas u oratorios pequeños, los cuales conforman una cruz que mira al firmamento constantemente...” ; así mismo contaba con un regular cementerio, adyacente al lado izquierdo, donde se depositaban los restos mortales de los prohijos de la época, y la casa cural, también hecha de los mismos materiales, ubicada según orden jerárquico al costado derecho, mirando de frente a la Ciudad de Vélez; al costado derecho de la gran Plaza Principal, hoy la Alcaldía Municipal, estaba ubicaba la casa de paso del señor Encomendero, seguida por la de los Alcaldes, Notario..., a su costado izquierdo las casas según el orden jerárquico militar y la posición social y económica.
Al parecer nuestro pueblo, no fue fundado a la antigua usanza española y más bien se creo como centro de habitación debido al desplazamiento de carácter obligatorio de los habitantes de la encomienda de “ CHIMANÁ “, quienes al ver en peligro sus vidas construyeron un fuerte militar más acorde con las circunstancias y mejor dotado para la defensa del territorio conquistado, acción que podríamos llamar de estrategia militar, lugar que posteriormente hacia el año 1617, bajo la administración de Don Juan Angel de Angulo tomó el nombre de “ Encomienda de Santa Ana ” en asocio con “ El Platanar “ hoy San Benito.
Si tomamos la etimología de CHIMANÁ, que es un nombre compuesto muisca : ( Vuestro dios o Vuestro apoyo de casa ) y SANTA ANA, expresión cristiana : ( Protectora ) ; podemos observar que ambos cumplen una función específica, tanto en el idioma muisca como en el español, que es la de salvaguardar a la comunidad de los peligros, las calamidades y las enfermedades.
Santa Ana fue erigida bajo el aspecto de las antiguas ciudades romanas, ya que recibió el característico sello cuadrado del Castrum o Campamento militar, las anteriores y las actuales vías de penetración, siguen el trazado del antiguo Decamanus Máximus o sea que las calles secundarias se cruzan con la vía principal y cuya orientación es de Este a Oeste.
3.1.- Proceso de la Colonización
El proceso de construcción del centro urbano se aceleró hacia el año de l583, fecha por la cual hubo una revuelta general de todas las provincias indígenas en contra de los Españoles, producto del acendrado maltrato recibido a manos llenas de los encomenderos y recolectores de las arcas reales, quienes ante la impunidad respaldada por su jurisprudente cargo, obligaban a los indígenas a soportar una inclemente carga de altísimos impuestos y emolumentos, que no saciaban en nada la codicia y desmedro Español, el cual no tenía ningún freno judicial; situación falaz ocasionada por el afán desmesurado de atesorar rápida fortuna, para satisfacer los apetitos económicos o para acaparar mayor poder territorial en la zona.
Hacia el año de 1596 las escaramuzas de los pocos indígenas en contra de los hispanos, se incrementaron de manera inusitada, casi a diario los iberos sufrían la arremetida de los furiosos indígenas, debido a este problema se fortaleció el régimen militar español; es así como se establece un mayor número de personas en la Encomienda de Chimaná, propiciando un acelerado crecimiento en la población blanca.
Los recios ataques, aunque esporádicos, fueron fatales, tanto para los indígenas como para los iberos, los cuales ocasionaron reiteradas bajas en ambos bandos en los muchos y fuertes encuentros que se sucedieron casi hasta l650, fecha por la cual el frenesí y el furor indígena, fue diezmado por la mayor capacidad y fortaleza militar del colonizador Español.
Algunas de las encomiendas de la región hacia 1617 fueron :
Encomienda Administrador Indígenas
1.- Oiba o Poima Juan Angel 45
2.- Guaca Lorenzo de la Vega 38
3.- Chimaná y Poasaque Diego de Zarate 48
4.- Móncora Franciscode Mayorga 120
5.- Butaregua Apolinar Mendoza 59
6.- Corotá de O. Borja y Macaregua 108
7.- Lubijara y Guanentá JuanBautista de Olarte 148
8.- Chuaguete Laureana de Arellano 68
9.- Pueblo de Chanchón Diego Ortíz Zarate 136
10.- Pueblo de Chalalá “” “ “ 65
11.- Pueblo de Guetzá Por su Majestad 25
12.- Saque Alférez Real Juan de Olarte 50
13.- Santa Ana y Platanar Juan Angel de Angulo 78
14.- Pueblo de Gemisa Por su Majestad 90
15.- Chipatá Martín de Saavedra 308
16.- Tibabita Martín de Saavedra 79
17.- Orta Apolinar Hurtado de M. 98
18.- Guavatá, Roba Cptn. Juan Sancho de Borja
Cptn. De Lenguas. 280
19.- Pobachoque Juan Francisco de Borja 45
20.- Valle de Lenguaruco Francisco de Benavides -21.-
San Rafael de Cunacúa ( El Olival )
3.2.- Proceso de Consolidación Española.
Durante los siguientes años, se consolidó la presencia netamente española en el nuevo sitio de la Encomienda de Chimaná, actual casco urbano; creándose al unísono algunas nuevas doctrinas presididas por los Curas Doctrineros de las Ordenes Religiosas de los Dominicos y Jesuitas, quienes enseñaron la doctrina cristiana, a la par con el palabrero castellano, a los hijos de los nobles indígenas.
También se establecieron algunas misiones religiosas, que se encargaron de brindar la educación pertinente a los hijos de los encomenderos, alcaldes, militares y habitantes españoles con rango o titulo otorgado por la autoridad civil, militar o eclesiástica de la región.
Una de estas importantes misiones se ubico en el sitio, hoy denominado " LA CHAPA " en la vereda de San Pedro, donde según registros fraccionados del archivo parroquial, funcionó hasta mediados de l850, un pequeño convento que impartía la educación y la actividad religiosa en la región.
Como los indígenas carecían de signos de carácter alfabético, los primeros profesores misioneros, aprendieron el idioma chicha a puro oído.
No había otra manera de enseñar la Fe Cristiana a tan numeroso grupo de habitantes. Por ello enseñaron las oraciones primas más tradicionales, como el Padre Nuestro en Chibcha y luego en castellano, al difundirse este entre la población indígena.
Padre Nuestro en Chibcha
" Chi paba guate guycan zona umhyca achie chiguscúa; umquica chymuys huca. Umpquyquy cielo naquynuca que ucasis guican sie aquuuuunica. Suas puynucachichuca manysca chifumba chi hunuco. Nga chichubia apcúa umuzingachie chi huin achubia que upchúa chiguscuasa quehesca."
Otras oraciones son :
" por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor."...
Santa Cruz hoc hus zona chisabac aquecua chi ybanbo chique...,
" Amarás al Señor Tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma "...
Chipaba Dios mahac atyzininga incuable azonuca quihica azonaia.
En matemáticas los números eran: 1 ata, 2 bosa, 3 miesa, 4 nihica, 5 hisca, 6 tá, 7 cuchupena, 8 sahusa, 9 aca, 10 ubchihica, pie quihicha y los demás números según las combinaciones hechas...13 atamiesa, 26 bosata, l5 ubchihica quihicha...
La pequeña y frágil capilla construida por orden del entonces Encomendero, el Capitán Benito Franco a finales de l583, fue elevada a la categoría de viceparroquia eclesiástica con presbítero interino, presumiblemente una vez realizada la traslación correspondiente y el final de la construcción del nuevo templo hacia mediados de 1600, el cual fue consagrado a Nuestra Señora Santa Ana de Vélez, nombre con el cual fue bautizada de forma castiza y que hasta hoy nos acompaña.
El cura era un funcionario que ofrecía todos los servicios religiosos dos días a la semana, en fiestas especiales o cuando se presentaba la visita oficial de algún ilustre visitante a la parroquia.
El interés de los habitantes y algunas presiones de tipo militar, político y eclesiástico hechas por los moradores, hicieron que a la postre se le concediera el honor de ser elevada a la categoría de Parroquia Eclesiástica, con cura estable y con las disposiciones, derechos y deberes propios de su alta y nueva jerarquía oficial.
Podríamos determinar que la recien constituida Parroquia de Nuestra Señora Santa Anna de Vélez, tal y como aparece textualmente en los primeros y fieles registros escritos del archivo parroquial, se consolidó como tal, el 27 de diciembre de l692, según la primera acta, escrita y refrendada por el primer cura oficial, el Maestro Letrado Sr. Dr. Don Juan Antonio de Rivera, quien regularizo el servicio religioso en el sector y celebró los primeros actos oficiales eclesiásticos como los Bautismos, Matrimonios y Entierros entre los moradores de Santa Ana; actos ministeriales que aparecen registrados en los libros del archivo de la parroquia desde esa fecha, diciembre de l692.
Según el acta en mención el 27 de diciembre de l692, se toma en firme como la fecha real de oficialización de nuestra bella Parroquia Eclesiástica, más no constituye la fecha de fundación del vecindario, pues este podría tomarse desde la adjudicación y la posterior construcción del fuerte militar y el establecimiento de la Encomienda de Chimaná a mediados del año l54l; más no podríamos con certeza determinar, por el momento, la verdadera fecha de su fundación, por cuanto hasta el presente se carece de un registro escrito que certifique este acontecimiento, y por consiguiente tampoco podemos señalar el o los nombres de sus fundadores, los cuales reposaran en los insondables anales perdidos de nuestra historia, hasta que sean desenterrados y dados a conocer, labor tesonera que no cesaremos de intentar.
Primera Acta del Archivo Parroquial de la Iglesia Nuestra Señora Santa Ana de Vélez..
" ( ) ilegible."
Diciembre 2 (7) de l692.
Ad Parochum () dirigitus / a admorulio seg() r Paraiche
Attende, el lege, non quias mia hec sun, que diacin() tampriano lacónico cabarro profeso, quia() notifer etiam hec acripta(r) de lingua observanda, cum meo paradici ()gia sunt me relinguas ninquani inicitare cum diguese la () infirmate, guia domici corona sent() ()ualde pigri us() empresta quig me va magistra deacir eiga omnia illa ques a saluten per opus sent et quad cayied, que saint anime, qua in ()tuar fere animus quia oficio parochuiunimarcon santi () hec parroquia Santa Anna, fere semper espirity fici, us si() ni coram vocant confesionem parochum ian. A quian gauper serchey amissit le quatrum () servibesni, tiene anterunio magno, candelare() seranta et alabare et llame.(Riviera) Rivana ad parochum pro confesione() comunian de Iesus alabore extrarlas periociet.
Parochum alius cito unitare { cum noticia de mirte }i la paroche superiori, non solom municipis servi () liberi circa quas admonici saturus sed etiam et illa sancitum tanguam lex abique que michi dicenda sunt semper () et cognati ipsorum line sacramenti () ut multis veritate amica, la profesum.
Ex hac experimenti comportus ignavia certe anascitar indenotio non porva, ne dicam, magna in retry at divinum calium, pertinenti si emin loquimare de sacro atiendo obispi mancipy, et libery()arco quiden verbis ad hoc ad hereditus argendum relichum abipsis negue in carum arca, ni que incrumena invenitur que invenitur, aim at ipsorum in alva esta, at heredium, in hac suplinenda, et sane hoc permitis, deciter propiter oblisione resum divinarum, in qua tambene invesitus ut esdeatrus illis, frai beatitudine, dum recamtus fruchites suarum molandinatum, et ceste operitus manifestine non especiare alium, ni se que pilicentus in hac vita, quia de alia nullatensus corone, et sic paroche non se mai videbus com aliquis moriter, si ne sit sives, sive panper,sive ferais liber, sine monicipium fere semper mariter ut dixs et quos copus et lugar preserum de monicipus, se mel hec humata, omnino veracini cercum amplio non recendantur, nu minimum suffragium pro illorum animas facirena, et guidem si optime res perpendater, et hocplus qguam inhumanitus quos di cani, quibus verbis proferam grumote ornini se ipsorum erga ipsa monicipus infirma se gerusite, nulla prorsus charitate poblent, proyecta ia canes, cura de illy nulla ut uno verbusomnia que michi dicenta sieno, compleitar hec dicha suficione celera experientia omnino relinguo he vero vigilanti, in omnibus labore, opus frai evangeliste, ministeri umhoum ne definas implere goia parochus semper hine, et hine inimices circ() dalos legis, ne ulli certrium reveles, sine libi milti pacifici, conciliarus () ut mille sic affabili, et benebolus erga () de exhibite et semper generolus acentus habe, quos verba [Fraidingo] amicos num quam verba espera, et magnanimus non solani erga parochianes, sed negue erga () hec omnia calamo cuarenti tibi prodici, siteste legendo aliguos de festus ()ris, michi parces hacia dubito quia a mici sumus. Liber hic muges et post hec, serieta cum hec eclesia, baptismorum arcas libro, opus michi () copia magna etiam hec ad morilis scriptan ().
3.3.- Por Qué Santa Ana de Vélez ?
Bautizar a las Parroquias, Poblados, Municipios y Ciudades con nombres religiosos, fue una costumbre del medioevo, que llegó a nosotros a través de los conquistadores y colonizadores Españoles.
En la edad media, la religión dominaba todo el ámbito de la vida social, política y económica; era el prisma mediante el cual los hombres miraban la vida diaria, el transcurrir del mundo y la naturaleza. Dios y el más allá, constituían el epicentro del entender humano, nada preocupaba más a la gente que la salvación de su alma y nada atemorizaba a los hombres tanto como el demonio y el infierno. Hasta cierto punto se trataba de una adhesión enfermiza hacia el culto religioso, lleno por aquel entonces de supersticiones, falsos fanatismos distorsionados por la ignorancia y por la ignominia de sus predicadores.
El diablo inspiraba terror y espanto, ni siquiera se pronunciaba su nombre por miedo a que surgiera su feroz fantasma; se prefería designarlo con expresiones como : El Otro , " El Maligno ", para los inseguros habitantes del medioevo, Lucifer tenía un enorme protagonismo histórico; creían que el malsano Rey de los infiernos, día y noche acechaba a la caza de almas paganas, asediando aldeas, pueblos y ciudades, procurando el mal e incitando al pecado, era sin lugar a duda, quien causaba las epidemias, pestes, inundaciones, incendios y las hambruna que en algunas épocas tocaban a las puertas de la población.
Para resistir a Satanás y combatir los dominios, los creyentes buscaban ayuda en los Santos, en el siglo XVI y XVII, que eran o son los intermediarios entre los hombres y Dios, a los cuales se les construyeron santuarios para rendirles cultos y obtener por su intermedio los favores pedidos. Cuando se quería proteger a las aldeas o poblaciones de los desastres naturales, como: Temblores, ciclones, tormentas eléctricas, fenómenos que ni la ciencia ni la técnica de la época podían explicar o controlar; o cuando se deseaba proteger de los ataques, guerras o invasiones, hechos muy frecuentes por aquel entonces, dada la inestabilidad política de entonces, se les bautizaba con el nombre de un santo.
Todo lo que acontecía era encomendado a los santos; las personas recibían el nombre del santo del día en que nacieron; los ejércitos tenían su santo patrono, al igual que los barcos, casas, castillos y fortalezas, así como las empresas y compañías, también los temibles piratas tenían su santo patrono, a quienes encomendaban sus relucientes embarcaciones y tripulaciones en los largos y extenuantes viajes por los mares del Atlántico y el Pacifico.
No debe pues extrañarnos que los ibéricos conquistadores y colonizadores españoles bautizaran, a su paso arrasador muchas de las poblaciones, regiones, ríos y sitios del nuevo mundo con nombres de santos. Al fin y al cabo eran buenos herederos de la cultura del medioevo, inmersos en territorios desconocidos y afectados por los ataques indígenas, así como de las penurias y enfermedades propias del trópico, para lo cual invocaban la ayuda de los santos, para así aminorar sus desdichas, además procedían de un lejano país que, por particulares razones históricas, culturales y políticas se caracterizaba por su acentuado fervor religioso.
El gran peso político y social que en la España medioeval tenía la religión, se explica entre otras cosas por el hecho de que la unidad nacional del estado, fue construida por la corona, empleando el cemento indestructible del catolicismo.
El cristianismo herencia y orgullo del imperio Romano, constituía uno de los más importantes vínculos que existían entre los reinos de Castilla, Aragón y Navarra, a partir de cuya fusión se originó la España, que bajo el escudo de la Fe Cristiana expulsó a los bárbaros musulmanes de su territorio.
La nobleza Española se valió del Tribunal de la Santa Inquisición, un consejo eclesiástico ante el cual se juzgaba a los herejes o personas que profesaban creencias diferentes al catolicismo, para consolidar su poder político y, así neutralizar la gran influencia que los Judíos tenían en Europa, especialmente España; arbitrariamente fue ejercido este poder, por lo que la mayoría de los acusados terminaron en la hoguera o en las lúgubres mazmorras, de donde muy pocos sobrevivían.
A todas estas circunstancias debe agregarse el hecho que para la corona, teóricamente, la dominación del Nuevo Reino de Granada, tenía objetivos fundamentalmente espirituales.
En consecuencia, bautizar con nombres religiosos a poblados y lugares, significaba para los conquistadores, no solo una forma de invocar la protección celestial y una forma de reproducir las costumbres y la cultura hispánica, sino también una forma de cumplir con sus deberes oficiales de evangelización y afirmación del catolicismo en América.
Santa Ana de Vélez como aparece en los registros históricos, y que entre 1541 a 1583 fuera el fuerte militar de la Encomienda de Chimaná y poblado doctrinero y, desde l583 a l692 fuera la Vice parroquia de Nuestra Señora Santa Anna de Vélez, también se constituyó en uno más de los pueblos fundados y bautizados bajo los anteriores parámetros, iniciando su vida oficial como parroquia el 27 de Diciembre de 1692, siendo su primer cura párroco el Maestro Letrado Sr. Dr. Don Juan Antonio de Rivera, constituyéndose en el único poblado de la región con nombre de Santo, pues para aquel entonces su núcleo de habitantes se componía exclusivamente de blancos españoles y era el lugar de residencia del cura, el encomendero y algunos notables militares de la región, acompañados por sus respectivas familias y huestes, y sus numerosa servidumbre.
Es de destacar que muchos poblados indígenas de la zona fueron mantenidos y administrados por los encomenderos, sin perder su nombre original chibcha, como lo son:
a.- CHITARAQUE que según el léxico chibcha quiere decir : “ Nuestra Labranza para el demonio del Zaque o Nuestra Grandiosa Labranza de Atrás “, pueblo precolombino elevado a la categoría de Pueblo Doctrinero en el año de l621 y como Parroquia el 26 de Enero de l790, por orden del Gobernador Arzobispal Don Miguel Joseph de Mazusteguí.
b.- MONIQUIRA o " Ciudad del Baño del Sol ", elevada a Pueblo Doctrinero en l556, bajo el mando de los Padres Dominicos y anexado al pueblo de Chitaraque durante el siglo XVII por la falta de indígenas tributarios, hasta que en l778 es elevada a Parroquia, bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario y posteriormente hacia el año de l790 se erige en municipio.
c.- PARE : " Olla del Padre ", pueblo anterior a la conquista y elevado a la categoría de Parroquia formal por orden del Virrey Manuel A. Florez en el año de 1776, siendo anteriormente doctrina adscrita a la Parroquia de Santa Ana y su territorio perteneciente al pueblo de Chitaraque, tiempo después fue elevado a municipio.
d.- OIBA o Pima o Poima o Coiba : " Cuerpo Fuerte " constituido como pueblo doctrinero en el año de l625 y elevado a parroquia en l727.
c.- GUEPSA o Gueutzá : " Alto de la Noche " o “ Pueblo Grande “, pueblo indígena cuya exaltación a parroquia se produce a mediados del siglo XVIII, cuando se encontraba dividido en dos partes, la de Gueutza y el Platanar, ubicado a 45 minutos del actual casco urbano, posteriormente segregado y rebautizado como San Benito.
e.- TOGUÍ o Casa del Perro : pueblo ancestral a la invasión española y erigido en parroquia en el año de l82l, antes que fuera promulgada la Constitución de Cúcuta, siendo vicepresidente el General Francisco de Paula Santander.
f.- SUAITA : que según el lenguaje muisca significa “ Mano del Sol “. Pueblo anterior a la conquista, que al paso del español tenía como asentamiento el sitio hoy conocido como “ La Candelaria “ , ubicado a 6 Kms. del actual casco urbano, sobre la margen derecha del río Lenguaruco.
g.- CITE : Nuestro Boquerón
h.- GAMBITA : Detrás de Vuestro Picacho.
i.- CHIPATA : Dominio de Nuestro Padre
j.- CHIQUINQUIRA : Pueblo sacerdotal
Como podemos constatar, Santa Ana es la única Parroquia con nombre de santo en el sector de la Hoya del Río Suárez y el Lenguaruco, a mediados del siglo XVIII, aunque no podemos determinar la verdadera causa originaria del nombre, ni la gentil persona que tuvo a bien bautizarla así, ni la fecha especifica de tal hecho suceso; podríamos conjeturar según el significado de su nombre, ..." que fue signada para prevalecer y resguardar a la región de todo mal y mantenerla en la comunión y unión territorial, fraternal y cristiana..."
Se le denomina " de Vélez " inicialmente, por cuanto su jurisdicción eclesiástica y político- administrativa, era supervisada por y desde la Ciudad de Vélez, primera fundada por los Españoles en la Hoya del Río Suárez o Sarativa.
Posteriormente en algunos apartes del archivo parroquial aparece, como : Santa Ana de Lajas, nombre sonoro y de gran significado por cuanto el territorio que abarca el municipio actualmente, está compuesto por varias capas superpuestas y con diversas especificaciones en cuanto a su conformación geomorfológica.
3.4.- Encomiendas y Resguardos.
El Papa Alejandro VI, donó las tierras Americanas al Rey de España en el siglo XVI y este le entregó a cada conquistador un extenso y determinado territorio para administrar su explotación, nombrándolos gobernadores.
Al unísono de la labor de la conquista, el Rey determinó encomendar todas las comunidades indígenas a los Españoles, para que así fueran protegidos, catequizados sin distinción alguna y utilizando su fuerza física en el manejo de las tierras de la corona.
El Encomendero era elegido según la jerarquía militar, al cual se le asignaban terrenos y cierta cantidad de indígenas, a los cuales generalmente trataba con mano dura, cobrando más tributo del que les era permitido cobrar; dineros que eran repartidos entre él, el funcionario real y una cuantiosa suma para el cura doctrinero y el cabildo, encabezado por los alcaldes, quienes dirigían las comunidades indígenas; siendo los ricos territorios de Boyacá, Cundinamarca y los Santanderes, los más afectados por esta tenencia de tierra, por consiguiente la zona comprendida en la Hoya del Río Suárez tampoco fue la excepción.
La rigurosa Ley de Burgos de l5l5, reglamentaba que : ..." por cada cincuenta Indígenas que tuviera el repartimiento, debía construirse cuatro bohíos o casas de paja, además el nuevo encomendero debía construir una casa de paja que sirviera de Iglesia, en la cual los indios rezarían al anochecer y por las mañanas y que el trabajo de los naturales debía durar cinco meses y luego tendrían que recoger la cosecha en cuarenta días, tiempo durante el cual los funcionarios reales fundían el oro indígena recolectado y cobraban el quinto real..."
En el año de 1643, Don Diego Carrasquilla Maldonado, Oidor de la Real Audiencia, ordenó que los encomenderos construyeran capillas con títulos de viceparroquia, por tal motivo, cada hacendado solicitaba, según su preeminenecia y capital, se le otorgara tal derecho. En 1668 era obligación poseer cura estable en las iglesias antes fundadas. Por aquel entonces en la vereda de San Roque, Sitio La Palma, existió un asentamiento humano constituido en vice parroquia, que dependía del encomendero Señor Mahecha , quien dominaba el paso por el Puente Colgante sobre el río Suárez ; puente que fuera construido tiempo después, de roca viva y calicanto hacia mediados de 1800 y destruido en la época de la violencia en la región 1950.
Por lo anterior se deduce que las Encomienda se instituyeron para el adoctrinamiento y aprovechamiento del trabajo indígena y para recompensar los esfuerzos privados de los conquistadores y atesorar fortuna la corona española de los tributos exigidos a todos los nuevos vasallos.
Al aparecer las Encomiendas, se planteó la lucha por la supervivencia indígena, población que fue ferozmente diezmada y reducida a los resguardos, que eran compuestos por pequeños núcleos familiares de un mismo clan y encabezados por el Jefe o Cacique, que debían trabajar para pagar los tributos o impuestos por la Corona, sin demora alguna.
En lugar de Señores Marqueses y Condes, aquí tuvimos muchos encomenderos y corregidores, unas veces buenos elementos que enseñaron el uso del arado romano y trajeron gallinas, cerdos, vacunos de leche y equinos de labor; pero otras o muchas veces, malas fichas y de oscuros e insondables antecedentes, que en lugar de ser padrinos o segundos padres de los indígenas, fueron victimarios y verdugos de exacción.
Posteriormente en reemplazo de las maltrechas y destructivas encomiendas llegaron los Resguardos, que a la postre se convirtieron en las grandes y florecientes haciendas, donde los señores de linajuda estirpe, mandaron gran multitud de siervos, esclavos y labriegos.
Efectivamente y triste recuerdo de aquellos tiempos son los apocados saludos, que aún hoy se escuchan en nuestro pueblo, como: : Dios se lo pague .., Amito.., Sumercesita.., Patroncito.., expresiones que nos indican como aún no se han fusionado totalmente las razas y no han disminuido gran cosa las distancias entre el colono arrogante y el sumiso aborigen.
Con la reforma agraria de 1591, tuvieron su origen estos resguardos, los cuales tenían su propia organización socio - económica, civil y administrativa; hacia el año de 1595, el Oidor Don Andrés Egas de Guzmán realizó la primera asignación de resguardos en la jurisdicción de Chiquinquirá, Moniquirá e Iguaque. Para los finales del siglo XVII existían 94 resguardos en la enorme provincia de Tunja; las apremiantes dificultades económicas de la corona Española hacia 1750, la llevaron a rematar los grandes resguardos de San José de Pare y Moniquirá; otro, como el celebre Resguardo de Indios de Chitaraque, tuvo vigencia hasta mediados de la década de 1960, época por la cual dejó de ser resguardo y pasó a manos de los particulares.
En Santa Ana, no se presentó esta tenencia de tierra, por cuanto los pocos indígenas del sector, fueron movilizados hacia los de Pare y Chitaraque que constituían los asentamientos generales del sector, y solo algunos en minoría fueron utilizados por los terratenientes acomodados de la zona para las diferentes labores agrícolas y las que concernían al manejo doméstico.
Los Resguardos y Encomiendas fueron vilmente explotados por sus gobernantes, causando la rápida extinción de la población indígena, a consecuencia de las fatigantes jornadas de trabajo a las cuales estaban expuestos.
Fray Bartholome de las Casas, anotó al respecto de este maltrato : ... " la tiranía caprichosa que usaban contra los indígenas, algunos malvados españoles, entre los cuales venían muchos de los calabozos de Castilla, rayaba en lo inhumano. Estos miserables, que eran en su país los más viles, tomaron el tono de principales señores y caballeros y decían que necesitaban les sirvieran y acompañaran grandes comitivas de criados....., se apoderaban de las mujeres o de las hijas de los caciques, haciéndolas sus criadas o más bien sus concubinas sin limitar el número de estas. Cuando viajaban, en lugar de sus mulas o caballos, hacían que los pobres naturales los transportaran en hombros, en literas o hamacas y, que fuesen otros con parasoles de palma quitándoles el sol y otros abanicándolos con plumas...
Añade el Padre Fray De las Casas:. “ Vi las espaldas de los desventurados y débiles indios, chorreando de sangre, después de aquel vil e impío trabajo.
Cuando estos arrogantes señores de dos en dos llegaban a algún lugar indígena, consumían con sus huestes las provisiones, tomando cuanto querían a su vulgar capricho, obligando a los moradores a bailar delante de ellos para divertirles.., hasta cuando los castigos eran crueles. Hablaban a todos los indios en los términos más desobligantes, y a la menor ofensa, a la menor falta de humildad les daban de golpes, azotes y hasta les causaban la muerte...P. De Las Casas.
3.5.- Pueblos de Indígenas y Núcleos Españoles.
Mediante la práctica de las reducciones, los indígenas fueron agrupados en núcleos cada vez más pequeños de población con sus respectivos alcaldes y alguaciles indígenas; las reducciones se realizaron en primer lugar para facilitar la tarea de los curas doctrineros y en segundo lugar para agrupar en determinados lugares a un elevado número aceptable de indígenas, que constituirían una mano de obra disponible permanentemente.
Con relación a lo anterior " el Pueblo de Chitaraque ", se constituyó en reducción o resguardo de indios, bajo el mando irregular administrativo de su Cacique, mientras los Indígenas principales ocupaban cargos como Alguaciles o Capitanes de las diferentes parcialidades, hoy veredas, y la población restante constituía la mano directa de obra disponible del encomendero de turno.
En las cercanías de los pobrísimos Pueblos de los Indígenas, existían siempre los vecinos : " Población totalmente compuesta por blancos o mestizos..", por ello se explica que en el archivo parroquial se encabecen todos los documentos de la época, así :
" En la Parroquia Nuestra Señora Santa Ana ( de Vélez o de Lajas ) y Pueblo de Chitaraque..."
Los moradores de la Parroquia, denominados como “ Vecinos “, teóricamente, no podían establecer su domicilio en los pobres Resguardos o reducciones Indígenas, pero tenían una directa injerencia político administrativa y religiosa, la cual se generaba desde el vecindario o Parroquia, siempre y cuando el número de vecinos blancos fuera suficiente para mantener y hacer respetar su fuero administrativo, sin menoscabar los derechos de la tenencia de tierra y bienes indígenas en las reducciones o resguardos, pues la corona Española reconocía esa porción territorial como propiedad inalienable de los moradores de un pueblo Indígena.